Edad Contemporánea y Moderna
La
arquitectura que surge con la Edad Contemporánea irá, en mayor o menor grado, a
reflejar los avances tecnológicos y las paradojas socioculturales generadas por
el advenimiento de la Revolución industrial. Las ciudades pasan a crecer de
modo desconocido anteriormente y nuevas demandas sociales relativas al control
del espacio urbano deben ser respondidas por el Estado, lo que acabará llevando
al surgimiento del urbanismo como disciplina académica. El papel de la
arquitectura (y del arquitecto) será constantemente cuestionado y nuevos
paradigmas surgen: algunos críticos alegan que surge una crisis en la
producción arquitectónica que permea todo el siglo XIX y solamente será
resuelta con la llegada de la arquitectura moderna.
Niemeyer
Siglo XIX
El Parlamento
inglés es una de las obras más conocidas de la arquitectura neogótica inglesa
Todo el
siglo XIX asistirá a una serie de crisis estéticas que se traducen en los
movimientos llamados historicistas: bien por el hecho de que las innovaciones
tecnológicas no encuentren en aquella contemporaneidad una manifestación formal
adecuada, bien por diversas razones culturales y contextos específicos, los
arquitectos del periodo veían en la copia de la arquitectura del pasado y en el
estudio de sus cánones y tratados un lenguaje estético legítimo.
El
primero de estos movimientos fue el ya citado Neoclásico, pero también va a
manifestarse en la arquitectura neogótica inglesa, profundamente asociada a los
ideales románticos nacionalistas. Los esfuerzos historicistas que tuvieron
lugar principalmente en Alemania, Francia e Inglaterra por razones ideológicas,
vendrían más tarde a transformarse en un mero conjunto de repertorios formales
y tipológicos diversos, que evolucionarían hacia el Eclecticismo, considerado
por muchos como el más decadente y formalista de entre todos los estilos
historicistas.
El parlamento ingles
Siglo XX: arquitectura "moderna" y
"contemporánea"
Tras las
primeras décadas del siglo XX se hizo muy clara una distinción entre los
arquitectos que estaban más próximos de las vanguardias artísticas en curso en
Europa y aquellos que practicaban una arquitectura conectada a la tradición (en
general de características historicistas, típica del eclecticismo). Aunque
estas dos corrientes estuvieran, en un primer momento, llenas de matices y
medios términos, con la actividad "revolucionaria" propuesta por
determinados artistas, y principalmente con la actuación de los arquitectos
conectados a la fundación de la Bauhaus en Alemania, con la Vanguardia rusa en
la Unión Soviética y con el nuevo pensamiento arquitectónico propuesto por Frank
Lloyd Wright en los EEUU, la diferencia entre ellas queda nítida y el debate
arquitectónico se transforma, de hecho, en un escenario poblado de partidos y
movimientos caracterizados.
La
renovación estética propuesta por las vanguardias (especialmente por el cubismo,
el neoplasticismo, el constructivismo y la abstracción) en el campo de las
artes plásticas, se abre el camino para una aceptación más natural de las
propuestas de los nuevos pensamientos arquitectónicos. Estas propuestas se
basaban en la creencia en una sociedad regulada por la industria, en la cual la
máquina surge como un elemento absolutamente integrado en la vida humana y en
la cual la naturaleza no está sólo dominada, sino que también se proponen
nuevas realidades distintas de la natural.
De una
forma general, las nuevas teorías que se discuten acerca del Arte y del papel
del artista ven en la industria (y en la sociedad industrial cómo uno todo) la
manifestación máxima de todo el trabajo artístico: artificial, racional,
preciso, finalmente, moderno. La idea de modernidad surge como un
ideario conectado a la una nueva sociedad, compuesta por individuos formados
por un nuevo tipo de educación estética, gozando de nuevas relaciones sociales,
en la cual las desigualdades fueron superadas por la neutralidad de la razón.
Este conjunto de ideas ve en la arquitectura la síntesis de todas las artes,
visto que es ella quienes define y da lugar a los acontecimientos de la vida
cotidiana. Siendo así, el campo de la arquitectura abarca todo el ambiente
habitable, desde los utensilios de uso doméstico hasta toda la ciudad: para el
arte moderno, no existe más la cuestión artes aplicados x artes mayores
(todas ellas están integradas en un mismo ambiente de vida).
La
denominada arquitectura moderna o movimiento moderno será, por lo
tanto, caracterizada por un fuerte discurso social y estético de renovación del
ambiente de vida del hombre contemporáneo. Este ideario está formalizado con la
fundación y evolución de la escuela alemana Bauhaus: de ella salen los
principales nombres de esta arquitectura. La búsqueda de una nueva sociedad,
naturalmente moderna, era entendida como universal: de esta manera, la
arquitectura influida por la Bauhaus se caracterizó como algo considerado internacional
(de ahí la corriente de pensamiento asociada a ella es llamada Estilo
Internacional, título que viene de una exposición promovida en el MoMA de Nueva
York).
La segunda mitad del siglo
La
arquitectura practicada en las últimas décadas, desde la segunda mitad del
siglo XX, viene caracterizada, de forma general, como una reacción a las
propuestas del movimiento moderno : una veces los arquitectos
actuales releen los valores modernos y proponen nuevas concepciones estéticas
(lo que eventualmente se caracterizará como una actitud llamada "neomoderna");
otras proponen proyectos de mundo radicalmente nuevos, buscando presentar
proyectos que, ellos mismos, sean paradigmas antimodernistas, conscientemente
despreciando los criticados dogmas del modernismo.
Las
primeras reacciones negativas a la excesiva dogmatización que la arquitectura
moderna propuso a inicios del siglo XX, surgieron, de una forma sistémica y
rigurosa, alrededor de la década de 1970, teniendo en nombres como Aldo Rossi y
Robert Venturi sus principales exponentes (aunque teóricos cómo Jane Jacobs
hayan promovido críticas intensas, aunque aisladas, a la visión de mundo del
Movimiento Moderno ya en los años 50, especialmente en el campo del Urbanismo).
La
crítica antimoderna, que en un primer momento se restringió a especulaciones de
orden teórico académicas, inmediatamente ganó experiencia práctica. Estos
primeros proyectos están conectados de forma general a la idea de la
revitalización del "referente histórico", colocando explícitamente en
jaque los valores antihistoricistas del Movimiento.
Durante
la década de 1980 la revisión del espacio moderno evolucionó hacia su total
deconstrucción, a partir de estudios influidos especialmente por corrientes
filosóficas como el Deconstructivismo. A pesar de ser muy criticada, esta línea
de pensamiento estético se mantuvo en los estudios teóricos y en la década de
1990 sedujeron al gran público y se hicieron sinónimo de una arquitectura de
vanguardia. Nombres como Rem Koolhaas, Peter Eisenman y Zaha Hadid están
conectados a este movimiento. El arquitecto norteamericano Frank Gehry, a pesar
de estar clasificado en gran media como arquitecto deconstructivista, ha sido
criticado por los propios miembros del movimiento.
A pesar
de las tentativas de clasificar las varias corrientes de la producción
contemporánea, no hay de hecho un grupo pequeño de "movimientos" o
"escuelas" que reúna sistemáticamente las varias opciones que ha sido
hechas por arquitectos alrededor de todo el mundo.
Sintéticamente,
se puede decir que la arquitectura continuamente presentada por los medios
especializados como representativa del actual momento histórico (o, por otro
lado, como una producción de vanguardia) puede ser resumida en cuatro o cinco
grandes bloques, pero ellos no serían la reproducción fiel de la verdadera
producción arquitectónica cotidiana, vivida alrededor de todo el mundo.
Proyectistas destacados del Movimiento Moderno
En los años 20, las figuras más importantes de la arquitectura moderna ya tenían gran reputación. Los más reconocidos fueron Le Corbusier en Francia, Mies van der Rohe y Walter Gropius, estos últimos fueron directores de la Bauhaus en Alemania. La Bauhaus fue una de las más importantes escuelas europeas, y su mayor preocupación era la experimentación con las nuevas tecnologías industriales.
La carrera del arquitecto norteamericano Frank Lloyd Wright se desarrolló de forma paralela a la de los 'arquitectos modernos' europeos; sin embargo, Wright se negó a ser categorizado junto a ellos, desarrollando por su parte tanto la teoría como los preceptos formales de la arquitectura orgánica.
En 1932 se celebró la Exhibición Internacional de Arquitectura Moderna, cuyo comisario fue Philip Johnson; junto a su colaborador, el crítico Henry-Russell Hitchcock, Johnson logró aglutinar corrientes y tendencias muy diversas, mostrando que eran estilísticamente similares y compartían un propósito general, y las consolidó en lo que vino a llamarse el Estilo Internacional. Fue un hito importante.
En la década de los años 1930, bajo la presión del nazismo, que clausuró la Bauhaus, las principales figuras se trasladaron a los Estados Unidos: a Chicago, a la escuela de diseño de Harvard y al Black Mountain College. Este Estilo Internacional se convirtió en la única solución estilística aceptable desde los años 1930 hasta los 60.
Los arquitectos que desarrollaron el Estilo Internacional querían romper con la tradición arquitectónica, diseñando edificios funcionales y sin ornamentos. Comúnmente, utilizaron vidrio para las fachadas, y acero y hormigón para las losas y soportes estructurales. El estilo se volvió más evidente en el diseño de los rascacielos. Quizás sus más notorios exponentes son: el edificio de la Organización de Naciones Unidas, el Edificio Seagram y la Casa Lever, todos ellos en Nueva York.
Los detractores del Estilo Internacional critican su geometría rígida y rectangular por ser "deshumanizante". Le Corbusier describía a los edificios como "máquinas para habitar", pero la gente reaccionaba contra esta uniformidad y rigidez. Incluso el arquitecto - y amigo personal de Mies van der Rohe - Philip Johnson admitió estar "aburrido de las cajas". Desde principios de los 80, muchos arquitectos han buscado, deliberadamente, alejarse de los diseños geométricos.
Aunque hay mucho debate en cuanto a la caída o muerte de la Arquitectura Moderna, la crítica a la misma comenzó en los años 60 con los argumentos de que era universal, estéril, elitista y carente de significado. El surgimiento de la postmodernidad se atribuye al desencanto generalizado con la Arquitectura Moderna.
Características formales
Rechazo
de los estilos históricos o tradicionales como fuente de inspiración de la
forma arquitectónica o como un recurso estilístico (historicismo). Sin embargo,
la arquitectura de la antigüedad, especialmente la clásica, se encuentra a
menudo reflejada tanto en los esquemas funcionales como en las composiciones
volumétricas resultantes, en:
- adopción del principio de
que los materiales y requerimientos funcionales determinan el resultado: la
forma sigue a la función,
- adopción de la estética de
la máquina, como consecuencia de lo anterior,
- materiales y técnicas de
nueva invención, como el hormigón armado,
- rechazo del ornamento como
accesorio; la estética resulta de la propia finalidad expresiva del
edificio, de los materiales empleados y sus propias características;
- simplificación de la forma y
eliminación de los detalles innecesarios, llevado al extremo en las obras
de Mies van der Rohe,
- expresión formal de la organización estructural de la edificación.
L'Hemisfèric, Valencia Spain
MUSAC (españa)
No hay comentarios:
Publicar un comentario